Jaimito no para. No deja de moverse. No aguanta 5 minutos delante del televisor. No soporta las normas. No acaba los deberes. Contesta antes de que termines la pregunta. Pierde constantemente lápices y cuadernos en el cole. Jaimito padece un trastorno de déficit de atención e hiperactividad (TDAH). Se calcula que aproximadamente un 5% de los niños lo tienen y lógicamente suele traer de cabeza a los padres.
¿Cuál es la causa? ¿Una educación inapropiada? Como dice el chiste: «Pobre Jaimito, viene de una familia destrozada». «No me extraña, Jaimito puede destrozar a cualquier familia». A riesgo de ganarme la enemistad de algunos profesionales de la Psicología, debo decir que no hay pruebas contundentes de que el «estilo parental» sea la causa (aunque seguramente puede empeorar las cosas). Por el contrario, hay una evidencia considerable que apunta a factores genéticos (Bellgrove and Mattingley, 2008). Curiosamente, si uno navega por páginas de psicología, verá que en la mayoría de los casos esta evidencia se omite o se desconoce. Un ejemplo: aquí
Esta enfermedad probablemente representa la máxima expresión de un rasgo psicológico denominado ‘búsqueda de novedad’. Las personas que dan puntuaciones altas en este carácter suelen mostrar un marcado gusto por la novedad y amor al riesgo. Se trata de personas excitables, impulsivas, a veces desordenadas, incluso extravagantes. Son dadas a explorar y corren el peligro de aburrirse con rapidez. Este rasgo puede expresarse de diferentes maneras; a veces se da una preferencia por las sensaciones físicas, como sucede en los deportes de aventuras y otras actividades arriesgadas. Saltar en parapente, deslizarse por pendientes vírgenes en el esquí extremo o, más modestamente, montarse en la montaña rusa del parque de atracciones. También puede manifestarse en el gusto por los viajes exóticos, la exploración de nuevas culturas o probar diferentes tipos de cocina. Lógicamente, este rasgo afecta marcadamente a la forma en que una persona se desenvuelve en su trabajo. Los `buscadores de novedad’ suelen manifestar una tendencia hacia a la innovación, un periodo de atención corto y gustan de tomar decisiones rápidas. Son ‘hombres’ de acción. En el ejército podrían ser buenos comandos, pero malos centinelas. También les van los trabajos de tipo ejecutivo, pero resultan pésimos contables.
En las relaciones de pareja este rasgo también tiene consecuencias. En general, tienden a ser desinhibidos e infieles. No es extraño que la tasa de divorcio sea más alta entre estos individuos que en la media de la población. Y tampoco es extraño que las parejas en que ambos difieran mucho en este rasgo sean muy problemáticas. “Cariño, no me estarás diciendo en serio que quieres volver a veranear en Murcia, ¿no?”. El famoso estudio de gemelos de Minnesota (y otros similares) indican que la heredabilidad de este rasgo es de aproximadamente el 60% y que el ambiente familiar influye poco o nada (Bouchard, 1994).
Sabemos algo (aunque no todo) sobre los genes responsables de la variabilidad que se observa en las personas y cuáles son los mecanismos que nos predisponen a desarrollar una personalidad de este tipo. Los datos apuntan claramente a un sospechoso: la dopamina. Este compuesto es un neurotransmisor: una molécula que actúa como mensajero químico en el cerebro, y está implicada (entre otras cosas) en los circuitos cerebrales del placer. La dopamina es liberada después de un orgasmo, una comida deliciosa o de ‘esnifar’ cocaína. En la enfermedad de Parkinson, caracterizada por temblores incontrolables, se produce una disminución de las células que producen esta sustancia, y la personalidad de los que la sufren se torna más seria, tranquila y taciturna. Recientemente, se ha descubierto que el gen D4DR, que codifica un receptor de dopamina, puede estar relacionado con este rasgo (Ebstein et al., 1996). El hallazgo es particularmente excitante porque apunta hacia un mecanismo bioquímico que bien pudiera explicarnos su función. La unión de la dopamina con su receptor específico constituye el primer paso para la acción de esta neurotransmisor. En concreto, lo que se ha visto es que la longitud de la proteína del receptor está correlacionada con la intensidad de este rasgo psicológico.
El TADH constituye un inconveniente serio en la mayoría de las culturales actuales, pero ¿siempre ha sido así? ¿Es posible que los alelos largos del gen D4DR y el tipo de personalidad que propicia represente una ventaja en otras condiciones? Hace unos años, un equipo de investigadores se preguntó si los alelos largos serían más abundantes en poblaciones que todavía practican un tipo de vida nómada. Y ¡Bingo! Encontraron una fuerte correlación entre ambas (Chen C. et al., 1999): cuantos más Km recorría una etnia en el estudio, mayor abundancia de alelos largos.
La hipótesis, pues, es que el tipo de personalidad asociado al TDAH podría ser una ventaja en sociedades nómadas, donde no hay escuelas, ni normas rígidas y los individuos se mueven en grandes extensiones de terreno. Para contrastar esta hipótesis, Dan Eisenberg y sus colaboradores, de la Universidad de Illinois, USA, se fijaron en una tribu de pastores nómadas de Kenia, los Ariaal (en la foto). En concreto, en dos poblaciones de esta tribu: una que mantiene el modo de vida tradicional y otra que se “asentó” hace unos treinta y cinco años. Encontraron que aproximadamente el 20% de los individuos (en ambas poblaciones) poseían alelos largos. La diferencia radicaba en que, en la población nómada estos mismos individuos estaban mejor nutridos que el resto de la población, mientras que en la población sedentaria ocurría exactamente lo contrario (Eisenberg et al., 2008) ¿Cuál es la explicación? No está clara. Tal vez, estos alelos permiten utilizar la comida más eficientemente en ciertas condiciones o tal vez, el tipo de personalidad típica de los alelos largos resulta más exitosa en condiciones de nomadismo. En cualquier caso, los datos sugieren que estos individuos podrían estar en ventaja o desventaja dependiendo del tipo de sociedad en el que vivan.
Seguramente, el término conducta apropiada es relativo. Entiendo que los padres de niños con este tipo de problema no tienen fácil reconvertirse al nomadismo, pero quizá hay que pensar que el sistema de escolarización que tenemos (clases, horarios, normas, disciplina) significa una verdadera pesadilla para algunos chicos.
Bellgrove, M.A., and Mattingley, J.B. (2008) Molecular genetics of attention. Ann N Y Acad Sci 1129: 200-212.
Bouchard, T.J., Jr. (1994) Genes, environment, and personality. Science 264: 1700-1701.
Chen C., Burtonb, M., Greenbergerc E., and Dmitrievac J. (1999) Population Migration and the Variation of Dopamine D4 Receptor (DRD4) Allele Frequencies Around the Globe. Evolution and Human Behavior 20: 309-324.
Ebstein, R.P., Novick, O., Umansky, R., Priel, B., Osher, Y., Blaine, D., Bennett, E.R., Nemanov, L., Katz, M., and Belmaker, R.H. (1996) Dopamine D4 receptor (D4DR) exon III polymorphism associated with the human personality trait of Novelty Seeking. Nat Genet 12: 78-80.
Eisenberg, D.T., Campbell, B., Gray, P.B., and Sorenson, M.D. (2008) Dopamine receptor genetic polymorphisms and body composition in undernourished pastoralists: an exploration of nutrition indices among nomadic and recently settled Ariaal men of northern Kenya. BMC Evol Biol 8: 173.