EL ENIGMA DE LA SIFILIS

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Si hay una enfermedad con mal nombre, esa es la sífilis. Un mal lento, pero inexorable (antes de los antibióticos), que tenía añadido el estigma de ser adquirido “a través del pecado”. Algo así como el SIDA del Renacimiento. Tiene cierta lógica que los distintos nombres con los que se la conocía en diferentes regiones tuvieran un marcado carácter xenófobo. Los italianos la llamaron “morbo gálico” y los franceses “enfermedad italiana”. Para los españoles venía de Portugal (y viceversa); para los rusos de Polonia. En Países Bajos se daba por hecho que, como todo lo malo, venía de España. Los turcos pensaban que era una enfermedad “cristiana”. En definitiva, siempre ha sido la enfermedad del vecino.

La sífilis irrumpió en Europa bruscamente a finales del siglo XV. Cuando en 1494, el rey Carlos VII de Francia invadió Italia, se encontró con que su ejército fue derrotado en cuestión de meses, pero no por las tropas italianas (que en aquella época tenían una merecida fama de poco aguerridas), sino por un enemigo invisible: la bacteria Treponema pallida, agente causal de la sífilis.

Debido a la coincidencia de fechas (descubrimiento de América/ aparición de la sífilis en Europa) se pensó inmediatamente que este mal tenía su origen en el Nuevo Mundo y había sido traído por la mismísima tripulación de Colón. El propio Cristóbal Colón y su lugarteniente, Martín Pinzón, habrían muerto de sífilis. Hay que decir que esta teoría no se basa en absoluto en pruebas sólidas (de hecho, Martín Pinzón murió poco después de regresar de América, un intervalo muy corto para el desarrollo de esta enfermedad).

Detalles históricos aparte, dos teorías serias se han disputado la explicación sobre el origen de la sífilis. La teoría del “intercambio colombino” decía que la enfermedad venía de América, mientras que la teoría “precolombina” suponía que ya existía en Europa antes del descubrimiento. Esta última teoría sostiene que hay esqueletos europeos con huellas inequívocas de haber padecido sífilis, aunque tales descubrimientos son bastante controvertidos.

Sin embargo, es posible que la respuesta a este enigma se encuentre en una remota tribu de la selva de Guyana, o al menos así lo creen los autores de un artículo reciente en la prestigiosa revista PLoS (Public Library of Science) (1).

En 1999 un equipo de médicos canadiense se encontraba realizando una misión humanitaria para combatir una misteriosa enfermedad que afectaba a los Akwio, una tribu de la selva de Guyana. La enfermedad en cuestión producía unos chancros abiertos en los brazos y las piernas de los que la sufrían. Al doctor Silverman, director de la misión, le pareció una curiosa mezcla de otras dos enfermedades: la “sífilis” y el “pian”. La primera también produce chancros abiertos, pero éstos se producen generalmente en los genitales. Además, en este caso no se trataba de una enfermedad venérea, ya que afectaba sobre todo a los niños. Sin embargo, el pian suele producir unas erupciones muy diferentes a las que se observaban en este caso. Ambas enfermedades están relacionadas, ya que esta última es producida por otra cepa de T. pallida.

El dr. Silverman y su equipo encontraron que la enfermedad de los Akwio estaba producida por una cepa nueva de T. pallida y, de acuerdo con el juramento hipocrático y el objetivo de su misión, procedieron a tratarla con antibióticos. No obstante, también trajeron muestras de la bacteria, o más bien, de su DNA. La obtención y transporte de las muestras debió resultar bastante difícil, ya que no disponían de medios de congelación o refrigeración. Las muestras viajaron por la selva en alcohol a temperatura ambiente, durante varios días.

El análisis genético de estas muestras y su comparación con las de otras cepas de Treponema, realizado mucho después, permitió construir un árbol filogenético de esta bacteria. El resultado era sumamente interesante. En las ramas más antiguas del árbol se encontraban cepas de pian procedentes del Viejo Mundo. La extraña cepa de Guyana estaba en una rama relativamente nueva, lo que sugiere que el pian llegó a América con los primeros colonizadores, hace unos 12.000 años. Lo más interesante es que la cepa de Guyana estaba muy relacionada con las cepas productoras de sífilis, lo que sugiere la posibilidad de que sea una forma de transición, es decir, una cepa de pian que ha empezado a adquirir las características de la sífilis, tales como los chancros abiertos.

La teoría que se desprende de estos resultados es que una cepa americana de pian se transformó en una productora de sífilis, posiblemente en su adaptación al ambiente europeo y esta evolución debió producirse en un tiempo muy corto. Es posible que el hecho de que los europeos del siglo XV fueran cubiertos hasta la cabeza hiciera difícil la transmisión de la cepa por contacto directo con la piel. De modo que la bacteria se adaptó en Europa a lo único remotamente parecido a un ambiente tropical: los genitales humanos, y la enfermedad pasó a transmitirse por vía sexual.

Con todo, persisten muchas dudas sobre esta teoría. Una dificultad adicional viene del hecho de que no se ha conservado la cepa de Guyana, por lo que no se pueden realizar estudios más a fondo (secuenciar el genoma de la cepa ayudaría bastante) y tampoco es fácil volver a aislarla. El equipo de médicos canadiense fue tan eficaz en su lucha contra la enfermedad que, al parecer, la erradicó por completo. Las personas de buena voluntad deben alegrarse por ello, pero es posible que los epidemiólogos no estén tan contentos.

(1) Harper KN, Ocampo PS, Steiner BM, George RW, Silverman MS, et al. (2008)
On the Origin of the Treponematoses: A Phylogenetic Approach.
PLoS Negl Trop Dis
2(1): e148. doi:10.1371/journal.pntd.0000148

3 comentarios en “EL ENIGMA DE LA SIFILIS

  1. Una historia muy interesante.
    Pero ¿no es el intervalo de tiempo muy corto?
    La expedición de Colón volvió a Europa a la costa atlántica en marzo de 1493. Y para el verano del 94 ya estaba el buen rey Carlos invadiendo Italia. En aquella época no se viajaba tanto, ni tan deprisa. La Peste Negra se extendió así de rápido, pero se contagiaba más fácilmente ¿no?
    En cualquier caso, el tema es muy interesante. Si hay más novedades, a ver si nos las cuentas.

  2. Sí, a mi también me parece un intervalo muy corto para una enfermedad venérea. Es posible que al principio el contagio se produjera de otra forma y más tarde la enfermedad cambió.

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