Sonríe o Muere

Smile or Die (How Positive Thinking Fooled America & The World)

Barbara Ehrenreich. 2009. Granta Publication. London

Publicado en español. «Sonríe o Muere». 2011. Turner.

Me topé con este libro en la magnífica librería Blackwells de Oxford, hace aproximadamente un año, y lo leí inmediatamente con muchísimo gusto y avidez. Unos meses más tarde, y recién vuelto de una larga temporada en USA (y por tanto, después de una cieta exposición a los efluvios del «Pensamiento Positivo») encuentro que el libro se ha revalorizado notablemente a mis ojos. Diría que es un libro inteligente -brillante a veces- cómico y trágico a la vez, desmitificador y vivificante. La mayor pega es que su discurso no resulta (todavía) demasiado aplicable al ambiente cultural de la Península Ibérica; por lo que es posible que un lector que no haya vivido en Estados Unidos no sepa muy bien de qué le están hablando (en tal caso, el lector puede considerarse afortunado). Pero los tiempos cambian y la «letanía» del Pensamiento Positivo (en adelante, PP) ya está siendo exportada a todo el mundo, sobre todo dentro del mundo de «Business Management».

Vayamos al grano. El PP se define en primer término como una «actitud positiva ante la vida», con la implicación de manifiestar constantes signos externos de felicidad personal y autoconfianza. Hasta aquí la cosa no va demasiado mal; es innegable que un cierto grado de optimismo puede ayudarnos a conseguir nuestros fines. Pero el PP, según la autora, va mucho más lejos, constituyendo una verdadera ideología, a menudo opresiva, y una especie de pensamiento mágico del siglo XXI. Se espera que las personas mantengan, en general, este tipo de actitud positiva y no es imposible que alguien pierda su empleo si incumple esta norma no escrita. Aunque a los españoles nos pueda parecer raro, quejarse estámuy  mal visto en USA.

Barbara Ehrenreich, conocida escritora y activista social, comienza su exploración del universo PP a través de su propia experiencia como enferma de un cáncer de mama. Desde el momento del diagnóstico, nos cuenta que se vio presionada por todo el entorno social a mantener una actitud positiva, a llevar en todo un momento un lazo rosa ya  manifestar su determinación a luchar contra la enfermedad. En realidad, lo que le pedía el cuerpo era manifestar su cabreo, dado que muy probablemente su enfermedad había sido de origen iatrogénico,  una consecuencia del tratamiento hormonal para combatir los efectos de la menopausia ¿No sería más saludable mostrar nuestros verdaderos sentimientos en lugar de sonreir todo el rato? Un problema añadadido es que (en contra de la creencia común) la supervivencia al cáncer tiene poco que ver con la «actitud» del paciente y mucho con el tratamiento y el momento en que se detecte. El símil de la «batalla» contra el cáncer es un mal símil, porque nos hace pensar que el éxito depende de la «voluntad de luchar». Según la autora, la evidencia experimental muestra claramente que tal cosa no es cierta. Y además tiene un lado oscuro: si pierdes la batalla es porque tu actitud no es lo suficientemente positiva. Nos cuenta la autora que algunas enfermas terminales eran expulsadas del grupo de apoyo (obviamente cuando más lo necesitaban)  porque su mera presencia «desmoralizaba» a las demás, al hacer patente que el PP no estaba funcionando.

El relato del PP continúa en el mundo de los negocios, particularmente en las escuelas de  MBA (Master in Business and Administration), donde la letanía del pensamiento positivo ha sido ascendida a Dogma. Recuerdo que hace ya algunos años, un compañero que cursaba uno de estos famosos MBA me comentó (con admiración) una especie de lema que le habían dado en clase: Lo importante no es tomar una decisión buena o mala; lo importante es tomar una decisión y hacer que sea un éxito. Creo que fu mi primera exposición al PP (corrían los años ochenta del siglo pasado) y la frase se antojó como una completa estupidez. Si no recuerdo mal, lo que hacen las personas que administran negocios es tomar decisiones; si estas decisiones no son importantes, ¿qué es lo que hace que el negocio vaya bien o mal? ¿Cómo hacemos que una mala decisión sea un éxito? Al parecer, la respuesta es simple: basta mantener una actitid en línea con el PP.

En la cuestión económica, el lado oscuro del PP es particularmente sangrante: si usted es pobre la culpa es suya por no tener una actitud sufcientemente positiva. En definitiva, coincido con Barbara Ehrenreich en que la Ciencia que se practica en las Escuelas de Negocios tiene poco que ver con la Ciencia de verdad y se trata más bien de una colección de anécdotas barnizadas con términos pomposos (p.e. método del caso). Sin embargo, creo que la autora llega demasiado lejos cuando culpa al PP de la actual crisis económica global.

La autora sigue explorando la influencia del Pensamiento Positivo en otros rincones de la sociedad norteamericana: las Iglesias, que según ella constituyen su origen, las Universidades, la Psicología, etc… En Resumen, «Sonríe o Muere» me ha parecido un libro brillante, ilustrativo y radicalmente no-convencional. La editorial Turner ha tenido la buena idea de traducirlo al español en 2011, aunque en este caso le costará casi 20 eurazos, frente a las 3.3 libras + gastos de envío del original en Amazon.uk.

20 comentarios en “Sonríe o Muere

  1. Desde que supe que existía me dan ganas de leerlo, sabía que no podía decepcionar. Es una lástima que mucha gente tenga la impresión de que todos los avances e investigaciones en psicología estan condensados en El Secreto.

  2. Leeré el libro, con esa satisfacción de quien ve argumentada y documentada una idea que hace mucho tiempo está en su cabeza y que no parece muy popular.

    Creo que esa obligación de ser positivos a toda costa está calando en España, en forma de voluntarismo, de «si quieres, puedes». Y lo peor es la culpabilidad que implica lo contrario: si estás en paro, si estás enfermo, si tu pareja te abandona… La culpa es tuya por no ser positivo. Terrible.

  3. El problema con el pensamiento positivo podría ser su simplificación y su falta de realismo; una actitud positiva es buena, pero no te da el control absoluto sobre la enfermedad, la otra persona en una relación de pareja o amistad, la economía de tu país… por lo que culparte a tí de estar enfermo o de no encontrar trabajo es una auténtica barbaridad.

  4. DEsafortunadamente ahora estoy corto de tiempo, pero mañana tratare de comentarlo tambien desde el punto de vista de la sociología. Por mientras les dejo esta interesante noticia que se relaciona con el contenido del libro y la discusion.
    Un abrazo desde Chile,
    Gustavo
    @rinrath

  5. El optimismo está muy bien como actitud, pero ha de ser un optimismo consciente y, sobre todo, activo.

    Me recuerda a lo que ha pasado últimamente en España. El actual presidente del Gobierno es persona optimista y ha demostrado un talante personal positivo (asunción de críticas y descalificaciones, incluso en el terreno personal, desde los medios de la Derecha conservadora). Ha demostrado también gran tolerancia y pluralismo (renunciando a manipular la televisión pública -como ocurrió bajo el Aznarato-).

    Pero el problema, su problema, es que ese optimismo y ese buen talante no han estado acompañados de actividad y diligencia a la hora de afrontar los problemas (así: negativa a aceptar la realidad de la crisis económica; pasividad en hacer frente a los problemas -incluyendo la necesidad de enfrentarse a los sindicatos, etc-).

    En definitiva: que el optimismo y la positividad, si no van acompañados de actividad, resolución y diligencia para hacer frente a los problemas, sirven de muy poco.

  6. Totalmente de acuerdo. Es el «complejo de Pollyana», En el caso concreto que comentas, creo que va acompañado de unas limitaciones bastante evidentes en el plano cognitivo. Personalmente, estoy bastante insatisfecho con este Gobierno, aunque sospecho que dentro de 4 años estaré mucho más insastisfecho aun.

    Por cierto, me encanta tu blog.

    Salu2

  7. Personalmente creo que el pensamiento positivo puede ayudar mucho. Es algo que no cuesta y lo que es perjudicial es el pensamiento negativo.
    De acuerdo que sin llevarlo al extremo. La psicologia actual utiliza terapias basadas en pensamiento positivo.
    Recomiendo autores como napoleon hill, dale carnegie, bernabe tierno.

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  10. Este libro se puede enmarcar en lo que se conoce como «La Guerra Silenciosa» y esa guerra, en la cual estamos inmersos hace más de cuarenta años, está teniendo mucho éxito. Lo primero es que las masas ni se imaginan que están viviendo esa guerra, aun viviendo y percibiendo algunos de sus efectos.

    Esa «guerra silenciosa», por otro lado, hace parte de un contexto mucho más preocupante e importante. Aprendí mucho sobre ello en un libro que se llama «La Clave: Maranata». En él se explica lo de las armas tranquilas para una guerra silenciosa y otras cosas que nos afectan día a día, pero que desconocemos y los medios de comunicación silencian totalmente.

    Os animo a que busquéis más información, porque el tema es muy, muy serio.

  11. Este tema está englobado en otro, sobre el que se puede aprender más buscando «Armas Tranquilas para una Guerra Silenciosa». Yo aprendí mucho sobre ello en un libro que lo enmarca en un contexto global y que amplía mucho esta visión de la manipulación del pensamiento de masas. El libro se llamaba La Clave Maratana.

  12. El pensar en positivo y dar gracias por todo lo que te rodea y tienes, te ayuda a mantener lo que tienes y a conseguir más cosas

  13. Yo fui despedida de una empresa en 2010 por manifestar que las cosas no iban bien. La jefa, imbuida en ese pensamiento positivo tan venenoso, no me lo perdonó. La respuesta a mi manifestación de que el puesto de trabajo no acababa de funcionar fue: «Para otra vez, en vez de plantear problemas plantea soluciones». ¿Cómo hacerlo si apenas llevas seis semanas en el puesto y todavía no tienes perspectiva en la empresa para proponer reformas? Según ella, no era cuestión de «aptitud» sino de «actitud», que no hay «problemas» sino «retos»… con aquel discurso lleno de esa terminología estúpida, me mandó a la calle, no sin antes decirme que yo era «demasiado ordenada y metódica para trabajar en una empresa tan dinámica como la suya…» ¿Habremos acabado con el sentido común?

  14. Vaya, AGJ, lo siento. Claramente, lo del «positive thinking» es una especie de credo y sus adeptos se comportan como fanaticos religiosos. Dicho esto, lo normal es que los jefes (independientemente de su ideologia, nivel cultural o cq otro parametro) no acepten bien la critica (constructiva o no, bientintecionada o no) por parte de sus «subordinados». Admiro tu honradez y tu valentia, pero se paga un precio alto por esas cosas.
    Un saludo

  15. Vengo un poco tarde. Yo lo he leído hace un mes o así, de un tirón. Creo que aquí en España las modas americanas llegan con retraso, pero llegan. Y a mí, pasado este tiempo desde que escribiste el post, no me parece tan extraño eso que relata el libro. Algo se ha filtrado entre nosotros. Por ejemplo el culpar a la víctima de un fracaso o un fiasco de no salir del atolladero con una sonrisa, de obcecarse en permanecer en él, hundido. El pensamiento positivo deja muy mal «parados» a los que sufren circunstancias negativas difíciles e incluso imposibles de salvar.

  16. Hola Germánico,
    Estoy totalmente de acuerdo en que el pensamiento positivo tiene un lado oscuro y fácilmente se pasa de vueltas. Entiendo que también tiene luces…
    Un abrazo

  17. Estudiar las emociones positivas es algo…muy positivo. Se puede comprender más en profundidad el comportamiento humano. Ese fue el paso que dieron científicos como Seligman y Panksepp (este último a «otro nivel»), saltando desde el lado oscuro de las emociones negativas a la luz de las positivas.

    Tratar de hacer ingeniería social con los (hasta ahora) pobres resultados de ese estudio ciertamente tiene un lado muy oscuro. No lo veo en absoluto….positivo. Ni científica ni ética ni emocionalmente. Quizás por eso me gustó tanto el libro. Al final la más elevada preocupación de casi todos los gurús es su propia cartera.

    Ante tanta sonrisa idiota me quedo con Schopenhauer y Cioran.

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