En el famoso drama de Edmond Rostand, Cyrano de Bergerac ayuda a su amigo Chistián a seducir a la hermosa Roxana, escribiéndole elocuentes cartas. Irónicamente, el propio Cyrano está perdidamente enamorado de ella, pero éste, carente de auto-estima debido al tamaño de su nariz, es incapaz de mostrar sus propios sentimientos, incluso cuando se hace patente que es la elocuencia de Cyrano y no el atractivo físico de Christian, lo que surte efecto.
A pesar de este y otros notables ejemplos literarios, hasta hace poco ha habido poca investigación seria sobre el papel del lenguaje como «herramienta de seducción», aunque esta idea ha sido propuesta seriamente. Por ejemplo, Geoffrey Miller en su interesante y controvertido libro The Mating Mind sugiere que este es precisamente el origen del lenguaje en nuestra especie a través de selección sexual.
Buceando por la red, me he encontrado con este interesante artículo del grupo del profesor James Pennebaker, de la Universidad de Texas (el trabajo completo aquí: Ireland_et.al_LSM&relationships). Previamente, los autores habían desarrollado un programa informático, denominado LIWC, que permite medir la «coordinación lingüística» entre dos personas. Aparentemente, cuando existe una «buena onda» entre dos personas que conversan, ambas adoptan una forma de hablar similar que denota, justamente el grado de conexión entre ambas. Ahora bien, se trata de una coordinación sutil que no es fácil de percibir por un observador ajeno. De hecho, esta medida de la conexión entre ambos (denominada LSM: Language Style Matching) se basa en la utilización que hacen los hablantes de pronombres, preposiciones, conjunciones y otros elementos del lenguaje. El uso de palabras «con significado», como los verbos o nombres comunes puede ser muy diferente. Y sin embargo, los hablantes «que conectan bien» adaptan el uno al otro la forma y frecuencia en que emplean estas otras «palabras funcionales».
En resumen, el programa LIWC analiza el texto de una conversación entre dos partes y nos da un índice LSM que mide la sintonía entre ambos individuos. Lo que han hecho los autores de este trabajo ha siso investigar si los LSM podían predecir el éxito de las relaciones románticas en dos contextos diferentes: en las citas rápidas y en parejas ya establecidas de unos tres meses. El primero, las citas rápidas, está siendo objeto de numerosas investigaciones en psicología y ya ha aparecido algunas vez en este blog (p.e. aquí). Y no me extraña, porque parece un entorno planificado para obtener datos sobre el comportamiento de las personas y, al mismo tiempo, se trata de una conducta real y no de un experimento; es decir, los implicados tienen un verdadero interés en ligar. El dispositivo experimental es bastante directo: se graban conversaci0nes en estos eventos; dichas conversaciones son transcritas a texto y analizadas por LIWC; finalmente se investiga si existe correlación entre los valores de LSM de cada pareja y el hecho de que inicien o no una relación. Y…¡Bingo! la correlación es clara. Por cada aumento del LSM en una desviación estándar, la probabilidad de iniciar una relación se multiplica por 3. En el segundo estudio, 80 parejas en la vida real fueron grabadas y analizadas. Posteriormente se investigó la relación entre los LSM y la estabilidad de la pareja. De nuevo, valores altos predecían parejas más estables.
En definitiva, este método puede resultar muy útil en futuros estudios sobre el comportamiento humano. Hay que señalar que los aspectos no-verbales de la comunicación sí habían sido estudiados en el contexto de las relaciones románticas, en cambio, los aspectos lingüísticos se habían dejado lastimosamente de lado. Para todos aquellos que no nos dedicamos a la investigación en Psicología, supongo que la pregunta es: ¿ podría servirme este programa para conquistar a mi amad0/a?
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.-PABLO: A nivel práctico sólo me quedo con que, ¿hay que emplear más conjunciones, preposiciones y pronombres para establecer una buena conexión lingüística…?
.-Si no es así, ¿podrías explicarlo un poco más detalladamente…?
.-Saludos y buena entrada.
Andybel,
La cosa es más complicada. Se trata de que ambos hablantes utilicen las palabras función de forma similar.
A mi me chirría un poco toda esta tendencia genetista. Me niego a pensar que TODO lo llevamos escrito en los genes. (si fumáramos desde la época de los cromagnón, podría comulgar con un gen modificado para controlar la nicotina, pero, si los cromagnones fumaban tabaco o porros o nada, no lo sabemos) Me gusta más la idea de un conjunto de condiciones genéticas, ambientales y culturales, sin desmerecer la IMPORTANCIA que tiene el factor cultural en generar conducta.
Curiosamente soy un apasionado de la teoría genética desde que leí El Gen Egoísta. Pero aún así, no creo que por sí misma pueda explicar toda la conducta humana.
Un caso que particularmente me inquieta es el de la inclinación sexual. Observo que la teoría del gen «gay» y el gen «heterosexual» es muy popular (demasiado) el motivo (sospecho) es que deja tranquilos a todos: los gays pueden decir: lo llevo en la sangre, no me vengan con chorradas porque he nacido así; los heterosexuales por otro lado pueden afirmar (sin despeinarse) lo siguiente: si está demostrado que soy genéticamente hetero, me quedo tranquilo de que NUNCA podré tener una relación homosexual. Todo esto deja muy satisfechas a ambas partes, pero yo: no comulgo. A mí no me cierra (perdón por la arrogancia, sepan que soy un ignorante) Además, desde un punto de vista PURAMENTE genetista, la homosexualidad sería un ESCÁNDALO evolutivo, puesto que bloquea el mandato presuntamente universal de dejar descendencia en el acervo génico. Y esto tampoco me lo creo, porque si hay una entidad sabia conocida es la Naturaleza, de modo que la conducta homosexual debe ocupar un lugar importante y vital que desconocemos. No me creo que la naturaleza sea tonta o torpe o cometa errores. Prefiero pensar que los tontos y los torpes somos nosotros tratando de encontrar una explicación definitiva sobre nosotros mismos.
Perdón, Pablo, este comentario mío, NO ERA para este post, sino para: Unidos por los genes (un estudio sugiere que los genes influyen en los amigos que elegimos)… se puede cambiar? Saludos.