¿Quién ha sido el mayor asesino de la historia (en número de muertos)? ¿Hitler? ¿Stalin? ¿La bomba atómica? ¿La Peste Negra? ¡Respuestas incorrectas! El mayor asesino de la historia es la “gripe española” la cual, según las estimaciones “asesinó” a unos 50 millones de personas en todo el planeta (puede que a muchos más). Lo primero que hay que decir es que la denominación “gripe española” es patentemente incorrecta, un sambenito más que nos han colgado como colofón de la Leyenda Negra. Es un hecho probado que la (correctamente) llamada pandemia de gripe de 1918 comenzó en Estados Unidos, más concretamente en Fort Riley, Kansas. En el mes de marzo se produjeron los primeros casos y poco después llegó a Nueva York, y de ahí a prácticamente todos los rincones del planeta. La Primera Guerra Mundial, que por entonces estaba dando sus últimas coleadas, no causó la pandemia, pero es muy posible que el tráfico de mercancías y la acumulación de personas en cuarteles y trincheras, facilitara su dispersión. En Europa, el primer lugar donde apareció fue en Brest (Francia), pero dado que el país estaba en guerra –y por ello la prensa estaba sometida a una estricta censura- casi nadie se enteró. Poco después llegó a España, que no intervenía en la contienda, donde la noticia tuvo notable eco en los medios de comunicación. De aquí apelativo de “española”. Aunque la mortalidad total de la pandemia es desconocida, se estima que liquidó entre el 2.5% y el 5% de la población mundial, afectando aproximadamente al 20%. En la actualidad, eso supondría entre 150 y 300 millones de muertos.
Parece ser que la gripe de 1918 procede de un subtipo de la cepa H1N1 de gripe aviar y que saltó directamente a los humanos sin pasar por el cerdo, como se había sugerido. Una particularidad de esta enfermedad es lo que se ha llamado “gráfica en W”; si representamos el número de víctimas por grupos de edad se observa que esta cepa afectaba especialmente a jóvenes adultos (a parte de niños y ancianos). Esto es raro. Normalmente la gripe es particularmente peligrosa para individuos con sistemas inmunológicos poco desarrollados (niños) o debilitados (ancianos), pero en este caso también había un pico entre las personas con sistemas inmunológicos más robustos (adultos jóvenes). La explicación radica en una “tormenta de citokinas”, una reacción del propio paciente que provocaba terribles dificultades respiratorias. La reacción inmunológica era tan fuerte que los jóvenes se ahogaban en sus propios fluidos.
Aunque la gripe del 18 afectó a todos los países, la devastación que produjo fue diferente en los distintos países; por ejemplo, se sabe que India perdió a casi un 3% de su población, mientras que el Japón la mortalidad fue del 0.4%. ¿A qué se debieron estas diferencias? ¿A diferencias genéticas en la susceptibilidad de las diferentes poblaciones o factores relacionados con la distribución y circulación de personas? La pregunta es pertinente e interesante pero muy difícil de contestar. No obstante, científicos procedentes de Islandia y Estados Unidos creen que tienen la respuesta, según cuentan en un artículo aparecido esta semana en la revista PNAS.
El estudio ha sido realizado a partir de los datos clínicos que se conservan en Islandia. Hay que decir que este país se convertido últimamente en una especie de laboratorio viviente en Genética Humana. Islandia fue colonizada en el siglo IX por un pequeño número de individuos fundadores, y su población ha permanecido relativamente aislada hasta hoy. Por ello, se considera que su grado de homogeneidad genética es considerable. Si a esto unimos que existe una colección de datos clínicos extraordinariamente amplia y que se remonta mucho tiempo atrás y que existe, asimismo, una detallada genealogía de sus habitantes, tenemos una población ideal para el estudio de las bases genéticas de las enfermedades (la base de datos ha sido cedida a una empresa privada para su explotación comercial, lo que ha generado una agria polémica).
La pandemia llegó a Reykjavik en Octubre de 1918 y mató a 484 personas. Gracias a los datos genealógicos fue posible estudiar estadísticamente si existía alguna conexión familiar entre las víctimas. Sin embargo, no se encontró ningún indicio de que la sensibilidad a este virus tenga un componente genético.
Hasta hace poco tiempo, las explicaciones “genéticas” sobre características humanas eran poco menos que tabú. Esta actitud ha ido cambiando últimamente (aunque quedan ambientalistas irreductibles), sin embargo, ahora corremos el peligro opuesto: la tendencia a creer que “todo” tiene una causa genética. Una vez más, no se trata de generalizar a lo bestia –genes o ambiente- sino de conseguir datos sobre el tema que se quiera estudiar. Por ejemplo, la mayoría de los casos de cáncer que se dan en la actualidad son de origen ambiental, y sin embargo, la idea de que el cáncer tiene una causa genética va ganando adeptos. Al menos, en el caso de la “gripe española”, parece que no fueron los genes.
Se han producido al menos 2 o 3 pandemias de gripe desde el siglo XVI, de modo que la ocurrencia de otra pandemia en las próximas décadas puede considerarse como inevitable. Seguramente, el mundo estará (en general) mucho mejor preparado para hacer frente a esta amenaza que en los casos anteriores y debemos pensar que las medidas conseguirán minimizar el daño. Sin embargo, hay dos aspectos en los que estamos mucho peor que otras ocasiones. El primero es la globalización: con el tráfico actual de personas y mercancías, una pandemia podría extenderse a velocidad de vértigo. La segunda es la mayor presencia e importancia de los medios de comunicación. Aunque la mortalidad de la próxima pandemia sea limitada, el efecto psicológico en la población puede ser enorme, si nos lo van contando minuto a minuto.
Seguramente no moriremos de gripe, pero en muy probable que nos muramos de miedo.
Gottfresson M. et al. (2008) “Lessons from the past: familial aggregation analysis of fatal pandemic influenza (spanish flu) in Iceland in 1918” Proc.Acad. Natl. Sci. U.S.A. 105:1303-1308.
Por ejemplo, la mayoría de los casos de cáncer que se dan en la actualidad son de origen ambiental, y sin embargo, la idea de que el cáncer tiene una causa genética va ganando adeptos.
Tenemos una incorregible tendencia a clasificar en unidades discretas y no en unidades continuas. El cáncer tiene causas ambientales y genéticas. Eso no quiere decir que a veces sean ambientales y a veces genéticas. Lo que quiere decir es que es función de ambos factores y su peso es variable. En raras ocasiones el peso de uno de ambos puede ser cero (exposiciones prolongadas a fuertes carcinógenos por una parte y mutaciones genéticas de penetrancia completa por la otra). El modelo actual de cáncer asume que la mayoría de los tumores ocurren por la confluencia de genes de predisposición baja o moderada en un ambiente permisivo (presencia de carcinógenos).
Como siempre, tienes toda la razón. Un ejemplo, la mortalidad por accidentes de tráfico tiene un claro componente genético: son nuestros genes los que nos fabrican con un esqueleto y unos órganos incapaces de resistir un choque a 120 km/h.
Un saludo
A ver, sí y no. Que siempre haya genes y ambiente es cierto, pero también es trivial. Hay caracteres determinados genéticamente y con poco influencia ambiental, y los hay todo lo contrario, así como todo tipo de situaciones intermedias. El color de los ojos están determinado genéticamente al 100%. El idioma que hablamos al 0%. Hay enfermedades, como la esquizofrenia, con un fuerte componente genético (pero no el 100%) y otras, como el cáncer, donde no se ha encontrado una asociación familiar (en la mayor parte de los casos, sí se ha encontrado en algunos tipos particulares de tumor) pero sí una fuerte asociación con factores ambientales (como el tabaco y el cáncer de pulmón).
Saludos
«y otras, como el cáncer, donde no se ha encontrado una asociación familiar»
No necesita ser «familiar» para tener una componente genética. Así, de carrerilla, te puedo citar BRCA1, BRCA2, APC de alta penetrancia y luego decenas de penetrancia baja-moderada para múltiples tipos de tumor: CHEK2, CYP1B1, CYP1A1, NBS1, TP53, CARD15, CDNK2A, MAP3K1, TNC9, MC1R, MLH1, MSH2, MSH3, MSH6, ERCC2, NFKB, BARD1 y otros muchos que me dejo. Se trata en todos los casos de mutaciones de linea germinal, osea heredables, aunque ello no implique necesariamente un síndrome de agregación familiar (debido a la baja penetrancia). Lo cual por supuesto no quita nada a los factores ambientales, que están igualmente implicados.
Conste que es crítica constructiva y que la entrada, como siempre me parece excelente 😉
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me parese muy ,poco informativaH