EL ORIGEN DE LA JUSTICIA

 

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A pesar de lo que podamos pensar cuando vemos que la gente se salta los semáforos o aparca en doble fila, los humanos tenemos una clara tendencia a cooperar, en ocasiones incluso en contra de nuestro interés ‘racional’. Algunos científicos han propuesto que esta capacidad de actuar coordinadamente constituye uno de los puntos esenciales de la Naturaleza Humana y fue de gran utilidad a nuestros antepasados del Paleolítico para ocupar prácticamente todos los ecosistemas del planeta.

 

No cabe duda de que la conducta cooperativa puede reportar grandes beneficios a quien la practica, pero tiene un punto flaco: puede permitir que individuos desaprensivos se aprovechen de los beneficios de la misma sin aportar nada a cambio. Si la conducta estuviera determinada -en parte- por genes, la aparición (e inevitable ascensión) de mutantes no-cooperativos liquidaría en poco tiempo los beneficios de la cooperación.

 

Según algunos autores, nuestro ‘sentido de la justicia’ sería una estrategia desarrollada precisamente para evitar la explotación por parte de individuos desaprensivos y sentimientos como la gratitud reflejarían el valor del beneficio recibido. La hipótesis que mantiene la Psicología Evolucionista es que estos sentimientos han sido esculpidos por la selección natural (aunque hay que señalar, que estos ‘programas’ no podrían funcionar con independencia de los condicionamientos culturales)

 

El concepto de ‘justicia’ parece estar situado en el núcleo de muchas interacciones humanas y puede modelarse utilizando el juego del ‘ultimátum’ (1) (ya mencionado en un post anterior). En este juego a una persona se le ofrece una cierta cantidad de dinero y se le informa de que se la pueda quedar siempre que la comparta con una segunda persona. El primer jugador tiene que hacer una oferta, entre el 0 y el 100% de la suma. El segundo jugador tiene que decidir si la acepta o no. En el primer caso, los dos jugadores se reparten el dinero; en el segundo caso, ninguno de los dos recibe nada. La oferta se realiza una sola vez, de modo que no se puede regatear.

 

De acuerdo con la teoría de juegos, el primer jugador debería ofrecer una cantidad muy pequeña y el segundo debería aceptarla, ya que cualquier cosa es mejor que nada. Sin embargo, cuando el juego del ultimátum se realiza con personas reales, los resultados se apartan mucho de esta predicción. El experimento ha sido realizado en 15 países del mundo, desde Perú a Nueva Guinea y los resultados varían sustancialmente en distintas sociedades. Por ejemplo, en algunas culturas, como los Machiguenga de Perú, se hacían y eran aceptadas ofertas tan bajas como del 20% del total. En cambio, entre los Gnau de Nueva Guinea se llegaron a rechazar ofertas tan generosas como del 70%. Según Herbert Hingis, de la Universidad de Santa Fe y uno de los coordinadores del estudio, entre los Gnau el estatus de una persona depende de cuánto sea capaz de dar; por tanto, las ofertas excesivamente generosas eran percibidas como ‘arrogantes’ y, en consecuencia, rechazadas. En la mayoría de los casos, las ofertas inferiores al 50% de la suma total eran rechazadas con mucha frecuencia, en contra de las predicciones de la teoría de juegos.

 

En definitiva, muchos jugadores preferían perder dinero que tener que ‘tragarse su orgullo’ y aceptar una oferta que es percibida como ‘injusta’. Curiosamente, esta actitud no puede describirse como “racional”, al menos según los modelos económicos vigentes. Desde el punto de vista de la Ciencia Económica, una conducta racional consiste en maximizar el beneficio propio, con independencia de que los demás ganen o pierdan. Sin embargo, los estudios mencionados (y otros muchos) demuestran claramente que la conducta corriente de los humanos tiene en cuenta otros muchos factores de tipo psicológico. Podría decirse que Homo economicus constituye un mito de la Teoría Economíca, mientras que Homo reciprocans es una realidad cotidiana.

 

Una pregunta interesante es cómo se comportarían nuestros parientes los chimpancés en el juego del ultimátum. Esto es justo lo que ha abordado la investigación de Keith Jensen, Joseph Call y Michael Tomasello, del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva, cuyos resultados han aparecido en la revista Science (2) el viernes pasado.

Para ello, estos investigadores diseñaron una forma simplificada del juego (denominada mini-juego del ultimátum). Los dos animales que van a jugar se encuentran en dos jaulas separadas que contienen un mecanismo de bandejas deslizables representado en la figura adjunta. El chimpancé “proponente” hace una “oferta” utilizando pasas (una delicia para los chimpancés) a modo de divisa, y moviendo la bandeja hasta la mitad del recorrido (lo máximo que le permite el mecanismo). Si el otro jugador acepta la propuesta de división del botín, mueve la bandeja el resto del recorrido y ambos animales pueden comer. Si el segundo jugador no hace nada durante 1 minuto, los investigadores retiran la bandeja y consideran que la oferta ha sido rechazada.

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Los resultados de estos experimentos indicaron que los chimpancés, al contrario que los humanos, se comportaron de forma totalmente racional –en el sentido de los economistas. Es decir, tendían a aceptar cualquier oferta que les proporcionara un número de pasas mayor que cero, por pequeño que fuera. Al parecer, en ningún momento consideraron la posibilidad de que la oferta fuera injusta. Los investigadores sugieren que esta conducta puede estar relacionada con el hecho de que entre los chimpancés, compartir la comida constituye un suceso raro.

 

Si embargo, en un estudio anterior realizado con macacos (Macaca mulatta) (3), se daba a estos animales un trozo de pepino como recompensa por haber realizado correctamente una tarea y la recompensa era aceptada alegremente por estos animales. En una segunda fase del experimento, se premió a algunos individuos, pero no a todos, con una uva; algo mucho más apreciado. Los macacos que antes habían aceptado el pepino felizmente, lo rechazaron con violencia en la segunda ocasión, ante la flagrante injusticia que se estaba cometiendo con ellos. Estos resultados sugieren que el sentido de la ‘justicia’ tiene una larga historia en nuestro linaje evolutivo, aunque no esté muy desarrollado en el chimpancé.

 

(1) Michael S. A. (2004) «The Ultimatum Game, Fairness, and Cooperation among Big Game Hunters.» In Henrich, Boyd, Bowles, Camerer, Fehr, and Gintis (Eds.), Foundations of Human Sociality: Economic Experiments and Ethnographic Evidence from Fifteen Small-Scale Societies (pp. 413-435), Oxford University Press

(2) Jensen K., Call, J. and Tomasello, M. (2007) “Chimpanzees are rational maximizers in an ultimatum game” Science 318: 107-108.

(3) Brosnan, S. and de Waal, F. (2004) “Monkeys reject unequal pay” Nature 425:297-299

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21 comentarios en “EL ORIGEN DE LA JUSTICIA

  1. Con respecto al experimento con la bandeja, hace unos meses salió otro artículo en el que un chimpancé tenía la opción de tirar de una bandeja para quitarle la comida al que estaba en el otro lado. Lo que vieron fue que si ponían de nuevo a ambos chimpancés enfrentados pero invirtiendo los papeles el chimpancé que había sido agraviado anteriormente ahora retiraba la bandeja muchas más veces que si anteriormente no le habían retirado la comida. Y algo más curioso: si era un experimentador el que le quitaba la comida a un chimpacé para dársela al otro, este último no tiraba más frecuentemente de la bandeja cuando los volvían a enfrentar (era como si se diese cuenta de que en realidad el otro no había hecho nada para quitarle la comida).

  2. Sí. El artículo de Science es interesante, pero no creo que excluya totalmente la posibilidad de que los chimpancés tengan un cierto «sentido de la justicia». Simplemente, dice que se comportan de forma diferente de los humanos en el juego del ultimátum. Por otro lado, no estoy totalmente seguro de que las dos versiones del juego sean totalmente comparables. Hasta qué punto «saben» los chimps que están realizando/rechazando una oferta?

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  10. Son temaste de mi intrés, excente trabajo, pues son pocos los que interesan, por ser sencillos y complejos a la vez.

  11. como especular es gratis ahi voy

    no veo una contradaccion con las teorias economicas, creo que estan mal enfocadas. Las personas reales siempre miran el gran juego, el de la vida y no se quedan solo en el jueguito que otro haya inventando. Las otras personas son mis competidoras en la vida, si alguna de esta aumenta sus recursos esto inclina la balanza a su favor, asi que es razonable que (dependiendo de las circuntancias y el coste asociado) trate de prevenir ese desbalance (en gral nos molesta cuando otro se lleva las cosas de arriba, asi no nos perjudique en nada y hasta incluso aunque nadie haya sido perjudicado)

    Si este juego lo practico con 2 empresas, supongamos microsoft y google, y la cantidad de dinero en juego fueran 10.000 millones de dolares, dudo que una de las 2 se valla a contentar con solo 100 millones y no estamos hablando de individuos poco racionales que se dejan arrastrar por sus genes. Pero las razones no serian las del fifty-fifty, simplemente serian razones economicas, ya que la diferencia de dinero podria inclinar la balanza hacia el bando que reciba los 9.900 millones de usd.

  12. Buenas, este me parece un tema muy interesante ya que nuestras sociedades y modelos culturales, en su mayoría, tienen muy empotrado el concepto de justicia. En mi opinión, éste es un concepto meramente humano y no está presente en ninguna otra especie en la naturaleza (al menos que yo sepa lo cual no excluye la posibilidad). Los animales y plantas tienen todo tipo de estrategias para triunfar en la vida. Muchas de éstas, como el parasitismo, el robo de alimentos y otras, se utilizan constantemente con total éxito y excluyen cualquier concepto de justicia. Experimentos como éstos nos dan una muy pequeña idea de los comportamientos naturales de éstos animales. Además son experimentos concebidos por mentes humanas con perspectivas humanas y buscando resultados que justifiquen o no conductas humanas. Si queremos saber realmente si existe la justicia en animales salvajes, es mi opinión que deberíamos observarlos en su estado natural, ya que como se mencionó antes, existen implicaciones a los juegos o experimentos que realizamos que los demás animales no necesariamente saben o entienden lo cual desvalida los resultados. Si en un estado salvaje se llegan a ver manifestaciones de justicia que no puedan ser «justificadas» por el beneficio propio de cada animal que este involucrado en el evento (como estrategia de supervivencia que presente beneficios únicos y mejores que las demás), entonces siento podríamos concluir que no somos los únicos y que efectivamente la justicia no es invento humano. Me parece muy posible que la justicia haya nacido gracias a la colaboración, como una forma de dar seguridad a todos los involucrados, motivandolos así a que realicen bien su trabajo (Ej «haga su trabajo y le aseguramos que aqui todos comemos»; que buena recompensa! además de curar la incertidumbre, que siempre ha sido un afán humano). Pero bueno esta es mi opinión y no puedo decir que lo haya investigado mucho.

    Como nota curiosa, el otro día en un documental de NatGeo (creo) vi que en Africa unos elefantes que de jóvenes fueron atacados o afectados por los Massai (una tribu africana), ahora están cobrando venganza matando a las vacas de los mismos. Esta conclusión es una teoría que surge dado a que el abuso previo de los Massai es el único factor común que se ha logrado econtrar entre los elefantes que atacan este ganado. ¿Elefantes vengativos? para que haya venganza tiene que existir un concepto de justicia, tengo que creer de alguna forma que después de que me perjudiquen hay algo que saldar o arreglar.

  13. En algunas especies de animales sociales particularmente inteligentes (primates, elefantes, cánidos…) existe algo parecido a un «sentido de la justicia» o «sentido ético», aunque evidentemente rudimentario comparado con el humano.

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